Zona de promesas
Exhibición individual
Museo Metropolitano de Lima, 2025
Curaduría por Max Hernández
Texto curatorial
Tomando como base sus recuerdos tempranos y trabajando a partir de imágenes tomadas de diversos archivos fotográficos, con énfasis en registros de celebraciones, Fabiola Gonzáles construye un mundo cálido y familiar aunque extraño llamado “Zona de promesas”.
Las promesas a las que alude la artista subyacen a las escenas que retrata, en las que niños y niñas aparecen jugando, comiendo, riendo, y bailando, en medio de ambientes festivos, frecuentemente decorados con globos, piñatas, tortas, regalos, entre otros. A fin de cuentas, toda celebración entraña una promesa que se anuncia implícitamente en su misma invitación: una reunión con amigos, música, comida, juegos, etc.
Las imágenes de Fabiola dan cuenta de la incertidumbre que se cierne sobre cualquier promesa—pues toda promesa se dirige al futuro (su tiempo es el mañana) y necesariamente está gobernada por un principio de independencia (pues su condición de promesa no depende de si se cumpla o se rompa)—. Para ello, la artista construye sus imágenes como si fuesen una visión a punto de conjurarse o un recuerdo desvaneciéndose: por momentos, los contornos de sus figuras se desdibujan, creando la sensación de que los personajes pueden fusionarse entre ellos o fundirse con su entorno.
Esta buscada imprecisión en las relaciones fondo y figura permite que las obras puedan entenderse, simultáneamente, como una referencia al pasado (recreado en la remembranza) o como una alusión al futuro (fantaseado en la expectativa). Asimismo, la paleta de la artista, caracterizada por sus peculiares gramas tonales verdes, turquesas, ocres, naranjas, y violetas, le imprime un carácter irreal a las piezas, tornándolas en escenas de guiño onírico, en ensoñaciones diurnas, o en visiones casi místicas, incluso. A ese respecto considérese la referencia al cine y al teatro que se hace vía la inclusión de las cortinas, como una alusión a los mundos de ficción en las que dichas artes nos sumergen.
Si bien las obras de Gonzáles tienen la extrañeza de lo fantástico, igualmente tienen una calidez que es propia de lo familiar y lo hogareño. La carga afectiva que impregna estas imágenes se hace patente no solo en las armonías cromáticas que emplea la artista, sino también en su exploración de materiales y texturas blandas (como felpas y otros textiles). El recurso a dicha suavidad—visual y táctil—es clave porque las promesas que están aquí en juego están predicadas sobre una serie de condiciones tácitas que las hacen posibles: el cuidado, la seguridad, y el afecto son los garantes de cualquier fiesta que valga la pena y son las premisas que habilitan toda promesa de diversión.
Finalmente cabe resaltar la forma de presentación misma de las piezas. La configuración del espacio empleada se distancia del usual modelo aséptico de la exhibición, con miras a evocar un espacio más familiar y cotidiano que traiga a la mente la experiencia vivida, los afectos, las querencias. En otras palabras, lo que Fabiola Gonzáles nos propone con su “Zona de promesas” es retomar del pasado la ilusión, acaso perdida (reconciliándonos con las expectativas insatisfechas y las promesas rotas), y encarar con ella el futuro, como quien espera con entusiasmo y alegría lo desconocido.
Max Hernández Calvo
Curador
Co- curadores: Renato Vásquez y Paulo Ruiz Muñoz
Musicalización: Valeria Aragón
Mediación artística: Karla Córdova
Prensa: Roxana Arrué